jueves, 20 de agosto de 2015

El Principio de Peter

Que el camino sea hacía adelante, nunca hacía arriba, que se llene de experiencias, nunca de objetos.
En pocas palabras...
Resulta increíble saber que en la mayoría de los casos los seres humanos trabajamos  y nos esforzamos por ser competentes ya sea en nuestro trabajo o colegio y la resultante de todo este proceso sea precisamente dirigirnos al punto de nuestra súper incompetencia y aunque sonará un tanto irónico pues pareciera que se trata de un tópico fuera de lugar, una situación denigrante...viendo a nuestro alrededor la incompetencia se encuentra hasta en la sopa .
En el libro titulado “el principio de Peter”escrito por el Dr. Laurence J. Peter y Raymond Hall  se puede inferir que  escalar jerárquicamente en un empresa no es del todo la mejor opción pues esto en la mayoría de los casos suele ser el resultado una buena racha, éxitos efímeros, buenos amigos y “palancas” los cuales tienen la capacidad de catapultar a cualquiera a un puesto más alto, sin poseer muchas veces los conocimientos, los requerimientos o las aptitudes que necesita esa área llegando así a un  estado de incompetencia.
Tomando en cuenta la trascendencia de este escrito que sale a la luz en la época de los  60’s la cual se destaca por el respeto a los órdenes jerárquicos en la cual los jóvenes luchaban por lograr el mejor puesto en el menor tiempo posible sin importarles como conseguirlo, época en la cual el principio de Peter ponderaba en las empresas hoy día años más tarde pareciendo cíclico sigue dando efecto este principio no es tan difícil mirar a nuestro al rededor y poder apreciar que los puestos no son ocupados por personas meramente competentes, acaso un servidor público no necesita ser amable, pareciera que en los hospitales el curriculum que se exige es tratar a familiares de enfermos con la mayor arrogancia posible  y sí, como este ejemplo existen muchos aún peores.
La pregunta ahora sería qué alcance tiene este fenómeno , como se menciona en el libro “la súper competencia es más recusable que la incompetencia”, es casi inconcebible pensar en un mundo en el cual cada puesto es ocupado por personas competentes, quizá habría una mejor infraestructura, una mejor calidad de vida, avances tecnológicos que beneficiarían a todos y cada una de las personas, la economía no seria un asunto del cual debiéramos preocuparnos.
 En lo personal se trata más bien de escalar lo suficientemente para ser felices, realmente ahí está nuestro límite no encuentro otra manera de definir el éxito, a lo largo del libro puedo concluir que no importa cuán sobrevalorado sea un puesto, pues si en esa búsqueda lo que encontramos es simplemente una versión incompetente de nosotros mismos, no vale la pena aspirar a pasar la vida ocupando un lugar que no nos complace, pues al finalizar la vida sabremos que la hemos querido siempre “más” descuidando nuestros verdaderos talentos que son incluso más valiosos, son los que nos dan la esencia como seres humanos más que como un simple objeto encargado de producir.



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